jueves, 16 de diciembre de 2010

Lanzamiento del libro "Yo Nadie". Un triunfo con sabor a nostalgia.


     Esta tarde he asistido junto a mi madre y hermano al tan esperado lanzamiento del libro de poesía "Yo Nadie" escrito por mi tío Miguel.
Mi madre había contado las horas para la llegada del evento, empapada de la dicha y el sano entusiasmo de ver a su hermano más querido cumplir uno de sus pequeños grandes sueños, que ella vio bullir en su mirada tempranamente cuando a lo lejos, en el horizonte, sólo se vislumbraban malos tiempos. Cuando la pobreza y el frío acontecer al rededor, hacían parecer utópicos lo más finos sueños a penas asomaban del alma.

Mi tío y mi madre han mantenido una conexión muy profunda desde la infancia. Rodeados de más hermanos, simplemente sincronizaron un día e hicieron perdurar hasta hoy aquél lazo, que  a veces ni yo misma comprendo.

Tiempos difíciles fueron. Vivencias duras, caminos largos y empinados que sólo ellos conocen. Hoy, se concreta una etapa, se abre un recodo y se quiebra la torcida mano de lo que no podía ser.

El evento fue más bien austero. muy propio de mi tío que gusta mucho de lo sencillo, pero no de cualquier sencillez, sino de la sencillez armónica y de buen gusto. Comenzó con un número musical muy bien interpretado, dulce, aunque con sabor a Argentina, demasiado diría yo. Luego vinieron las críticas de los expertos: Un Psicólogo de la universidad de Chile, que leyó una larga reseña mas bien volátil a mi parecer, refiriéndose al concepto de Calibán, del Yo y del Nadie desde el punto de vista de la mente; luego la académica de la Universidad de Santiago, que explicó y expresó muy bien el contenido del libro haciendo hincapié en el sabor a folklore y los intrínsecos juegos de palabras empleados allí y sazonados con un enfoque hacia lo excluido, lo triste, lo ineludible, lo que se narra desde el lado bajo de la cuidad, con personajes marginales y marginados que simplemente son. Finalmente el testimonio de Carmen Berenguer, quien conoce a mi tío de hace muchos años, cuando él aún soñaba con sonetos y sonatas rodeado de disparos y cañonazos golpistas en un entorno de palabras tabú. Este testimonio en particular me ha gustado muchísimo, ya que fue sin pautas, sin papeleos, con un sonrisa de camaradería y mirada taciturna de ayer. Tuve más tarde la ocasión de hacérselo notar a ella mientras escapaba presurosa por un  "pucho" al exterior.
Para finalizar fue el turno del autor presentar su propia obra, leer pasajes de ella y narrar el cómo fue gestada e inspirada, agradecer a familia y cercanos, entregar un obsequio-reliquia a Carmen y mostrar un pedazo de su alma plasmado allí.
En este punto, como dije por ahí, el autor dejó de ser el autor para transformarse en mi tío. Abrió una maletita y comenzó a extraer de ella pequeños objetos que yo reconocí en seguida mientras mi madre lloraba con la mirada empañada por la remembranza. Chucherías guardadas por años y años: Una miniatura de la Mona Lisa, un ángel de loza, una estatuilla traída de Africa, una vela... Mi tío jamás se separa de esas pertenencias, las recuerdo de niña.
En el público todos sonreían. Sólo mi madre contemplaba aquello maravillada y emocionada, pues ella conoce y reconoce el peso, el dolor, la incertidumbre y el valor de cada uno de ellos.

Mi tío se llama Miguel Angel. Le gusta llamarse Angel. También gusta de estos iluminados seres.No lo conozco mucho, tampoco guardo un lazo como el que porta mi madre, sin embargo, alcanzo a distinguir algunas cosas que me son familiares en él. Algo así como trozos de ADN o qué sé yo, su forma de escribir, su lenguaje y su talante, su sentido de mirar al mundo desde lo crítico, semi empírico, sin llegar a ser pesimista. es como una especie de mirada a lo magro de la sociedad, a sentirse como un Calibán, este personaje Shakespeareano que sucumbe a los instintos primarios por sobre la espiritualidad y se contrapone a Ariel, reflejo de la armonía y lo pulcro. Un Calibán irónico, que ironiza consigo mismo y con el resto.
Un ser que ha logrado un triunfo, dando a conocer al mundo su visión literaria así tal cual es con sabor a fracaso y toques de melancólico estertor social...
Me enorgullece y alegra, pero me queda esa sensación de polis-pena que transmite el ejemplar que porto.
Es un gran paso dado por mi tío, un gran aporte a lo nuestro, seguramente será bien leído y recibido.

Ahora me dispongo a ir a la cama temprano. Debo leerlo. Es grato saber que aún hay personas que manifiestan su sentir y pensar en un bien logrado poema.

jueves, 9 de diciembre de 2010

CABEZA DE RADIO PARTE 2 - Te lo haces a ti mismo y eso es lo que en realidad lastima. "Just".


         Bastián Benavente, el candidato a diputado por las tres comunas con nombre agrícola ha despertado con náuseas. Cansado de escuchar tantas peticiones, de tomar tantas guaguas entre sus brazos, de besar a tantas viejas decrépitas que de seguro ni siquiera sufragan. Ha despertado con un sabor amargo en la boca. Ese sueño extraño de la noche anterior donde se veía a sí mismo en el palacio de gobierno, tomando el té con las autoridades. “De seguro ganará las elecciones señor, no hay nadie con tanta retórica como usted.” Replicaba un asesor a su lado mientras en la mano sostenía un afilado lápiz. Demasiado afilado. Y en su mirada había algo, desprecio, ira y odio contenidos. El Candidato lo observaba de reojo con algo de temor mientras pensaba “Estos rotos resentidos sociales inmundos, lo miran a uno con rencor, como si uno tuviera la culpa de que fueran tan miserables…malagradecidos.” Luego de eso simplemente despertó. Era una mañana soleada. Intentó levantarse pero el dolor era demasiado agudo. Algo en su estómago. Afuera, un roto resentido arreglaba el jardín mientras otras dos preparaban los deberes hogareños. No pudo salir de casa. Las náuseas se lo impidieron. Los sirvientes terminaron las labores matutinas y se alistaron a partir. Bastián tuvo un nuevo acceso de ira “Se van las malditas ratas ahora que más las necesito”. Las ratas sólo agacharon la cabeza y salieron en fila hacia la calle. El señor Benavente se apoyó en el respaldo de su gran cama mientras recordaba como los había amenazado dos días antes, “Si pierdo, se van, desgraciados, todos ustedes”. Una nueva náusea interrumpió sus cavilaciones. El dolor, cada vez más punzante, lo hacía estremecer. De pronto y, sin más, la convulsión, y una sustancia amarga y ácida brotó de sus labios. Era el fracaso en sus primeros estertores.

lunes, 6 de diciembre de 2010

El Chat.



El Chat...
La definición más sencilla para esta palabra es:
 "Término proveniente del inglés que en español equivale a charla), también conocido como cibercharla, designa una comunicación escrita realizada de manera instantánea a través de Internet entre dos o más personas ya sea de manera pública a través de los llamados chats públicos (mediante los cuales cualquier usuario puede tener acceso a la conversación) o privada, en los que se comunican sólo 2 personas a la vez."

Uno de los medios de comunicación actual, muy masivo y de gran vigencia, que permite que las personas se expresen de manera instantánea con quien deseen a través de la escritura.

Esta vez mi objetivo no es criticar. Hoy, simplemente procederé a narrar una experiencia relativa al tema que me ha hecho reflexionar y que, incluso,  me ha parecido jocosa.

Hace algunos meses y estando yo bastante aburrida frente a mi laptop, descargando una de mis películas favoritas y sin nada más que hacer, decidí internarme en este mundo chatísitico para matar el tiempo que duraría la descarga antes de irme a la cama. Así, y sin saber donde comenzar, puse la palabra en el nunca bien ponderado buscador. De inmediato ante mis ojos, apareció una enorme variedad de páginas ofreciendo el servicio en forma gratuita. Luego de vacilar unos instantes, accedí a uno brindado por mis compatriotas para gente de mi país. Pronto apareció una barrita para escribir mi "nick", en la cual, y luego de cavilar un rato puse simplemente "María". pensando que si escribía algo como Kitty, Kotyta o semejantes podría ser tomada como niña. En ese momento no tenía nada en mente. No buscaba nada más que pasar el rato. La ventanita del chat se abrió unos instantes más tarde y apareció ante mí una lista de nombres de lo más variada. Al medio de la pantalla había un espacio que parecía ser la sala común donde las conversaciones de todos se vertían como ríos de palabras.
Mi primer impulso fue escribir algo en ese río. Puse "Hola" y mi textito se perdió en el torrente de frases inconexas que bullía a toda velocidad. En ese momento se conectó a mi "Messenger" personal una de mis grandes amigas y me olvidé del río para conversar con ella cosas de nuestro día y compartir como si estuviésemos cara  a cara. Esa es la magia del chat para mí, acercarte a las personas que estimas y compartir con ellas. Recuerdo que cuando recién accedí a estas modernidades me sentí muy contenta de poder dirigirme a mis amigos y parientes de un modo sencillo y dinámico, enviarles fotos y hasta música.
De este modo y como mencioné antes, me olvidé de la ventanita y su río. Un largo rato pasó antes de que lo recordara y cuando esto sucedió y la observé, descubrí 5 mini-ventanitas más. Comencé a revisarlas una por una. Eran todos chicos que deseaban conocerme. ¡Waw! pensé, ¡sólo con mi nombre han comenzado a hablarme!
De inmediato me visualicé en la Plaza de Armas gritando "¡Maríaaa!" y a 5 tipos acercándose. Sería raro...
Comencé entonces una conversación con cada uno de ellos: Con tres hablé trivialidades cono el clima, la playa, la ciudad; con uno intercambié datos como a qué te dedicas, qué música te gusta, cual es tu signo, mientras que, con el último hubo algo novedoso. Este individuo comenzó desde un principio a utilizar apelativos cariñosos para conmigo: "Corazón", "Amor" "Cariño" y a persuadirme insistentemente de agregarlo a "Messenger". Me pareció por lo demás bastante sintomático y me limité a decirle. "Si quieres ciber-sexo, yo no soy la persona indicada". Ante mi respuesta agregó "Nooo corazón, yo no kero eso, yo kero a las niñas, y las respeto muxo".
Pensé "Hummm, qué clase de respeto es este si ni me conoce y ya me dice Amor...¡cómo sería si lo tuviese en frente!" Intenté decirle cosas como a los demás pero luego de cierto intervalo de tiempo volvía con lo de msn. Finalmente le propuse aceptarlo con la condición de no usar la webcam. accedió inmediatamente y nos trasladamos de chat. Pero ahí comenzó lo que yo ya me esperaba. El sgte. diálogo:


T-"Oiga linda...ud vive solita?"
K-"No"
T-"Uy yo sí, toy solito aki...y la dan permiso pa salir?"
K-"mm?"
T-"asi como pa ke venga a regalonear conmigo?"
K-"Regalonear?"
T-"oiga...quiero verle su carita ponga la cam
K-"No"
T-"ya po si es pa verla no mas pa saber como es ud amorsito, pa conoserla asi con arto respeto y pa ke seamos amigos"
K-"No"
T-"ya po si un ratito no mas y yo pongo la mía pa que vea lo que tengo aki"


A esas alturas la conversación tomó un cariz que no me gustó para nada. No era difícil imaginar lo que aquél individuo pretendía hacer a través de la dichosa webcam. Rápidamente lo eliminé y bloqueé de mi sistema.
Luego una por una fui cerrando las otras ventanitas para finalmente despedirme de aquel ciber viaje a lo desconocido.

El mundo está repleto de seres con ambiciones, necesidades, obsesiones y misterios. Ley de Oferta-demanda que predomina en nuestros días. Combinaciones imperfectas que merman o incrementan los designios de nuestro subconsciente.
Miré la barra de descargas. Ya se había completado.

viernes, 12 de noviembre de 2010

CABEZA DE RADIO PARTE 1 -“El verdadero amor vive de paletas y frituras…” True Love Waits.

          
    Se ha ido. Hace tres meses, dos días, seis horas y veinticinco…mmm no, veintiséis minutos. Y yo me he quedado acá, mirando las cosas que dejó olvidadas porque salió muy rápido. Dice que no me ama, que me puse fea, que soy una inútil. No importa. En algún momento tendrá que volver por ellas. Y no las encontrará. He decidido tirarlas a la basura. No me humillará. Ya las tengo todas en una caja grande. En la mañana intenté sacarlas pero pesan demasiado. Parece que estoy un poco gordita, me canso muy rápidamente. Sí, en realidad. Desde que se fue como por los dos y no deseo moverme. Tampoco deseo cocinar, así es que compro todo preparado. Parece que de verdad engordé, la ropa no me cabe. Pero no me humillará. No estoy esperando que vuelva, de verdad, ya no lo espero. Pero cuando lo vea…

lunes, 4 de octubre de 2010

Yuyos, Pencas, Callampas y Berros.


Mi abuela es de tiempos remotos. Tiempos de cuatreros, de matrimonios forzados, de familias numerosas y de terratenientes.
Ella nació de la unión de un cuatrero con una niña de bien, que le fue entregada en matrimonio como castigo por haberse enredado con un joven estando soltera. Este cuatrero era hijo del capataz del fundo. Y ella, señorita de la casa grande, pasó a ser una más de las inquilinas.
Tuvieron pues muchos hijos. Entre ellos mi abuela.
No eran felices. Mi bisabuelo era ignorante y celoso. Quemó sus libros, la encerró, la golpeaba muy a menudo y se enfadaba fácilmente.
Mi abuela se crió en ese entorno. Su padre escapaba por largos meses a los montes y cerros huyendo de la policía montada para bajar después a chequear sus asuntos en el pueblo. Entre ellos, sus casa, su esposa y sus hijos. Antes de partir se aseguraba de dejar otro en el vientre para luego regresar cuando ya estuviera nacido.
En esos intertantos, mi bisabuela pasaba muchas necesidades. El dinero de su empleo no era suficiente y los tiempos no daban para mejores cosas.
Mi abuela y sus hermanas niñas aún , idearon un modo de ganar dinero sin estar "apatronadas".
Recorrían los alrededores recolectando vegetales que luego vendían en el pueblo. Era una ocupación que les trajo muy buenos resultados y gratos momento al aire libre, pues lo hacían con toda la alegría y la inocencia propias de su edad. Lo hacían jugando, riendo y cantando, sin saber que su madre mientras era esclavizada por la vida y las usanzas de la época.
Mi abuela lo recuerda como una bonita época, llena de aromas y juegos. Ella amaba a su padre, porque él la tomaba en sus brazos y jugaban y reían, y siempre le traía algo de los montes...Y cuando él golpeaba a la mamá, ella se tapaba la cabeza, se hacía la sorda o salía corriendo a recolectar más Berros.

domingo, 19 de septiembre de 2010

Aires de 18.


Hoy es 19 de septiembre. Acaba de pasar la celebración del Bicentenario y me ha tocado ir a trabajar.
Accidentalmente me bajé del micro muchisimo antes de lo debido confundida por unas casas idénticas a las que debía visitar. Por un par de minutos vagué intentando reconocer el pasaje y la casa correcta pero al no lograrlo comencé a avanzar por la Avenida en busca de alguien a quien preguntar.
Unos pasos más allá, una pareja con un coche se acercaban.
- Buenas tardes, ¿podría hacerles una pregunta?-
Me miraron como si fuese predicadora, pero al ver que no sacaba ninguna Biblia ni revista de mi bolso terminaron asintiendo con la cabeza.
Pregunté por la calle de mi destino.
- Haaa no, falta harto pa' esa calle...queda a tres semáforos de acá...tome un taxi.-
- Mmm, no... creo que caminaré...-
- Noo no camine ná, hace mucha calor...si es por eso tome la micro al frente...le queda a 30 minutos si camina...-
Todo esto me lo dijeron en un tono muy amable. se veían felices y hasta me indicaron la parada de locomoción. Las celebraciones causaron un efecto positivo en su semblante.

Lo curioso comenzó a mi regreso.
Tomé el micro y me senté en el único asiento disponible. Pronto noté por qué. A mi lado había un tipo joven con un cachorro de perro metido malamente en un bolso. Estaba ebrio y no paraba de discutir con el pequeño can, que finalmente comenzó a darle mordiscos rezongando en su idioma perruno.
- Ya poh, cállate, tení' que acostumbrarte a andar en micro, yaaa, si las galletas eran un adelanto no más, no te pienso darte más...-
En el micro había un ambiente extraño. Un olor extraño, diálogos extraños. Había olor a diversos licores fiesteros pero en el comienzo de su descomposición en el organismo humano. También había mucha risa innecesaria y estrepitosa que, sumada a los ladridos del chucho hacían una sinfonía algo atípica.
Y los diálogos seguían...
- Cállate, mira como me dejaste el play tres todo aplastado...y má' encima perdí mi gorro...-
- Ooye déjame hablar poh...hablai vos no más....-
- Ya poh, déjala que hable, no veis que se trauma...-
- Habla...-
- No, ahora no quero. Me voy a tomarme este conchito que queda acá...-
- Oye ¿te gusta el Pato? tiene el medio poto...-
- Pásame ésa bolsa pa'ca -
- La micro se demoró tanto en pasar que no le pagué je je je... -
- Haa metiste la mano ahí... -
- Soy entero fome, te voy a pegarte un wate por fome... -

Y así, en ese ambiente post fiesta llegué a mi siguiente combinación de transporte. había un poco menos de gente pero el colectivo era el mismo. Risa y teatro del absurdo. Una señora mayor bastante bebida se balanceaba sentada en la parte protectora de los neumáticos. Al menos iba en silencio con la vista perdida en algún recuerdo. Miré a través del cristal y noté algo que me impresionó mucho. En uno de los sectores más bajos de la población que cruzaba el micro en ese momento había un paradero completo, es decir no le faltaba ni el asiento ni el cesto de basura. Cavilé unos segundos pero no demasiados porque la respuesta estaba ahí mismo. Todo allí estaba pintado de blanco y negro. Los colores de Colo colo, el "equipo que ha sabido ser campeón" según dice su himno futbolero. Claro, el respeto no es hacia el bien común del barrio, sino hacia los emblemas del mentado equipo.
Creo que cada paradero de esta ciudad debería ser pintado de blanco y negro para generar este absurdo conductismo tácito urbano.
Finalmente llegué a casa y me desparramé sobre un sillón.

martes, 14 de septiembre de 2010

Sueño Burtoniano.


El cielo es gris. El piso también. Todo parece calmo en este extraño mundo hecho de figuras que se recortan y se entrelazan en una suave armonía gótica.
A lo lejos casas y edificios de los que sólo distingo la forma en negro. Son de distintos tamaños y algunos tiene puntas filosas o cosas que se enroscan en antenas largas y chuecas.
Hay una fuente. En ella un líquido verde algo transparente escurre con un cantito alegre. No huele a nada. Me sorprendo a mí misma esperando oler algo apestoso, ya que las personas solemos asociar los líquidos verdes con hedores.
El camino es pedregoso. Al fondo, al final de la ciudad, se distingue un gran castillo. Vincent vive en él, lo sé, custodiado por el dinosaurio gigante y el robot que prepara galletitas y desayunos. Ese robot es especial. tiene corazón. y de los grandes...
Vincent se lo pasa en la ventana, contemplando la ciudad quieta. Quiere salir de ahí pero está aterrado. Le teme al mundo. al robot, al dinosaurio, a la gente de la ciudad. Teme no ser capaz de vivir fuera de ese castillo.
Lleva años allí porque siendo muy joven entro a explorar y se encontró con el dinosaurio que le invitó a quedarse. Todo era grato allí. Un par de años después apareció el robot y la vida transcurrió normal y en paz...
Me encuentro en los alrededores del castillo. Llevo un vestido blanco. Observo el entorno.
- Hola...- me dice alguien a mis espaldas.
Volteo y me encuentro con una especie de ciempiés anaranjado con sombrero de copa. Tiene ojitos como de gato y unos dientecillos puntiagudos se asoman en su boca.
- ¡Hola!- respondo algop confusa. Nada en ese mundo me parece raro.
A mis pies un gato negro da vueltas con sigilo. Es de pelo corto y muy delgado.
Siento que ya he visto suficiente. Que es hora de partir. Corro hacia el cantillo, atravieso el jardín de figuras y pego mis manos en el ventanal. Del otro lado Vincent me imita. Nos miramos un par de segundos y me marcho.
Avanzo hasta la fuente de agua verde y doy un suspiro. Entonces siento que me deshago en polillas grandes mientras abro los ojos y me veo en mi cama.

sábado, 4 de septiembre de 2010

Tarde de sábado.

Hay un olor festivo en el ambiente. En la casa de enfrente se oyen los niños y una tropical percusión adulta de cumpleaños infantil: Ivonney está de "cumple". Cumple 6 años y ni siquiera se imagina que al intentar irse a dormir, los adultos comenzarán su proia fiesta con estruendos de bongoes, una buena parrilla repleta y bastante alcohol.
Sí, ésta será una noche larga. Pero a la pequeña parece no importale, rodeada de amigos, regalos y dulces. Probablemente termine durmiéndose en algún sillón aturdida por el ruido festivo.
Y acá, en mi casa, la noche será larga. Tendré que decirle a mi madre que veamos alguna película o que lo intentemos al menos. También compraré algunos comestibles para pasar el tiempo. Es mejor pasarlo rumiando comida que ideas extrañas. ¿O no?
En todo caso, no es sólo la casa del frente. Es el aire... parece impregnado de fiesta. Debe ser porque se acerca el aniversario de la patria, y todo el mnudo está juntando alegría y dinero para celebrarlo "como Dios manda". Pero, ¿ Cómo manda Dios eso? Me resulta extraño imaginarlo.
¿Se referirá ese dicho a comer cordero y leer las Escrituras?
No me imagino a mis compatriotas leyendo la Biblia para el 18...aunque con lo cambiado que está el mundo, quien sabe.
En las calles niños y volantínes, en mi casa relajo sabatino. Y una larga noche por venir.

martes, 31 de agosto de 2010

Una noche cualquiera...

Afuera algunos perros ladran. Acá hay un vacío algo extraño. Mis ideas se desvanecen y prefiero dejar caer algunas acá antes de perderlas sobre mi almohada. Últimamente he pensado en muchas cosas distintas. He pensado en lo compleja que se han vuelto las relaciones con  los otros en todo aspecto. La sonrisa se nos gasta, es verdad, sucede. Cuando uno es niño piensa que no, que será para siempre. Para siempre es un término obsoleto en estos días de mineros enterrados y leyes desafiantes.
Siento que el egoísmo y la cobardía están primando en estos lejanos páramos del mundo...o tal vez en todo el mundo, sólo que mis asimétricos ojos no alcanzan a distinguir lo de más allá.
Es triste ser adulto. Pero lo es más aún cuando debemos involucrarnos y congeniar con otros adultos que, al igual que uno, no entienden bien esto de ser adulto. Todo un dilema.
Se habla de una tal madurez, que sigue siendo aún hoy un concepto abstracto del tiempo, sujeto a los designios de cada mente en forma aislada. Ser maduro a mi juicio es algo que simplemente sucede, es un pedazo de esta torta que masticamos día a día, es un ingrediente más. Pero para otras mentes es sólo un  par de arrugas y canas que te cambian el rostro. "Pieles maduras" ostenta el frasco de crema de mi madre y yo me río al leerlo.
Sí, la madurez es tan ambigua como loa propósitos de las personas. Si hablamos de ella de manera general podríamos decir que, aparentemente, el ser maduro involucra tomarse las cosas con calma, mirar al otro con ojos de "No te comprendo pero te acepto", reflexionar sobre cada paso, medir consecuencias, y actuar en base a ello. Pero. Lamentablemente no siempre se logra, porque aunque el ser humano está dotado de la capacidad de manipular variables en lo abstracto, siempre tendrá fantasmas jalándole los tobillos al caminar al extremo de caer algunas veces.
Esta noche está particularmente tranquila. Todo duerme. Todo menos yo. A mis pies, bajo mi laptop, el fantasma de V me hace cosquillas en un dedo. trato de ignorarlo y seguir con mi escrito.
Afuera la calma me relaja. este mundo es extraño, altamente contaminante. Todo se pega, y las cosas malas son más pegajosas aún. El egoísmo y el miedo viven en mí, pero el entorno me los despierta y tropiezo.
Bueno, lo rescatable de tropezar es que uno puede levantarse otra vez.
Zzzzzzzz...

viernes, 27 de agosto de 2010

El mejor consejo.


“Mejor hacerse el tonto que andar de pie”, solía decir mi abuelo con cara de aflicción y, a la vez, de melancolía, como queriendo retroceder el tiempo para poder hacer uso de todas aquellas artimañas aprendidas durante los largos años de su vida. Más que una frase esto parecía ser una estampa, una arruga más en su desaliñado rostro.
          Mi abuelo es el único padre que reconozco. A veces lo extraño tanto que parece que lo voy a ver, sentado en el jardín hojeando un diario o regañándome por hacer ruido. Odiaba el ruido. Yo también. Parece que lo heredé de él. Poco a poco me vuelvo una mujer gruñona, testaruda y con cara de pocos amigos.
          Ahora bien, volviendo al abuelo, creo que la mayor parte de su vida la pasó construyéndolo todo. Todo menos su propio mundo interior: Construyó una infancia, intentando huir de su padre alcohólico y mascullando venganzas que nunca llevaría a cabo. Venganzas para salvar a su madre de aquella tiranía legal. Nunca lo logró.
          Construyó una adolescencia marcada por las diversiones de la época y por el trabajo duro impuesto por las usanzas y los avatares de la pobreza. Cultivó un gran amor por los libros, el más grande amor que haya sentido nunca por nada y que le acompañó hasta que perdió totalmente la visión bajo el manto grisáceo de unas cataratas en su mirada.
          Luego vino la familia. Se casó con mi abuela e intentó construir un hogar. Tampoco lo logró. Por ignorancia muchos hijos vinieron. Por ignorancia un par dejó este mundo. La falta de comunicación y extraños amigos “astutos” le indujeron al alcohol. Poco a poco se convirtió en su padre, sin notarlo y sin violencia, porque él no debía ser igual, debía tener alguna diferencia. No golpeaba a nadie, pero se imponía cual dictador con gran rigidez.
          Trabajó muchos años construyendo casas. Pero ninguna para él. La suya en cambio, se sustentaba en endebles vigas y estaba tan maltrecha que mi madre aún le teme al viento que allí trepidaba como ola en la roca.
          Cuando yo vine ya estaba viejo, enfermo. El tabaco se había comido sus pulmones y usaba un tubo de oxígeno. Ciertas noches me parece oír ese ruido de submarino, de acuario, que producía el aparato conectado al tubo.
          Así lo conocí, en una etapa reflexiva de su vida, donde ya no había prisa ni ánimo. Lo recuerdo discutiendo con el televisor, acerca de la política y el fútbol. También lo recuerdo enseñándome cosas: A dibujar, a multiplicar, a amar los libros. Esa es otra de las cosas que heredé de él. El amor por los libros. También me hablaba de historia, pero no la escrita en las enciclopedias sino la que se cuenta de boca en boca porque nuestro país, también tiene un “lado b”, un chisme histórico.
          “Mira, el huacho O’higgins era maricón, muy traidor y los milicos también.Todavía lo son…tropa de maricones” Entonces comenzaba a toser y sus ojos claros se ensombrecían para luego encenderse nuevamente mientras apretaba sus dientes impecables.
          La dictadura le dejó de recuerdo un par de huesos rotos y un odio profundo hacia muchas cosas.
          Como dije antes nunca se construyó a sí mismo. Era un hombre básico de planteamientos simples pero muy firmes y profundos. Nunca robó; Nunca estafó a nadie; Nunca tomó un trozo más grande que el de los demás. Pero siempre impuso su voluntad en casa, hasta el último día. Desde la cama daba órdenes y pedía cosas.
          Nunca sabré si estuvo bien o mal, si en sus últimas letanías habrá sentido conformidad ante lo vivido. Prefiero pensar que sí, aunque cuando lo hago, algo clava mi corazón. Trato de recordar los consejos que daba a todos. Algunos me han sido muy útiles como aquél “No te apures en dormir que el sueño vendrá solo”, bastante apropiado para una impaciente como yo. Me lo repito en voz baja cuando me siento oprimida por alguna espera. Y… a veces, sólo a veces, me hago la tonta para no andar de pie.