sábado, 4 de septiembre de 2010

Tarde de sábado.

Hay un olor festivo en el ambiente. En la casa de enfrente se oyen los niños y una tropical percusión adulta de cumpleaños infantil: Ivonney está de "cumple". Cumple 6 años y ni siquiera se imagina que al intentar irse a dormir, los adultos comenzarán su proia fiesta con estruendos de bongoes, una buena parrilla repleta y bastante alcohol.
Sí, ésta será una noche larga. Pero a la pequeña parece no importale, rodeada de amigos, regalos y dulces. Probablemente termine durmiéndose en algún sillón aturdida por el ruido festivo.
Y acá, en mi casa, la noche será larga. Tendré que decirle a mi madre que veamos alguna película o que lo intentemos al menos. También compraré algunos comestibles para pasar el tiempo. Es mejor pasarlo rumiando comida que ideas extrañas. ¿O no?
En todo caso, no es sólo la casa del frente. Es el aire... parece impregnado de fiesta. Debe ser porque se acerca el aniversario de la patria, y todo el mnudo está juntando alegría y dinero para celebrarlo "como Dios manda". Pero, ¿ Cómo manda Dios eso? Me resulta extraño imaginarlo.
¿Se referirá ese dicho a comer cordero y leer las Escrituras?
No me imagino a mis compatriotas leyendo la Biblia para el 18...aunque con lo cambiado que está el mundo, quien sabe.
En las calles niños y volantínes, en mi casa relajo sabatino. Y una larga noche por venir.

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